Los garajes comunitarios, como espacios públicos y de derecho civil, se enfrentarán a uno de sus mayores retos. Ya no es que las plazas se hayan quedado pequeñas frente a los grandes vehículos familiares, sino que la fuente de energía de los coches, en un futuro no muy lejano, las obligará a llevar a cabo una adaptación que puede tener ciertas dificultades y gastos astronómicos.

Lo cierto es que los cambios deberán hacerlos cuanto antes. La Comisión Europea incluye un compendio de medidas de impulso de la energía limpia con la obligación de instalar puntos destinados a la recarga del vehículo en cuestión, edificios y aparcamientos públicos o privados serán los puntos a tomar en cuenta.  La fecha tope es en enero del 2021, y está a la espera de la confirmación de las propuestas correspondientes, por lo que el proceso puede entrar en un estado de flexibilización, es decir, se puede extender a lo largo de la próxima década.  

Actualmente, las nuevas infraestructuras no incluyen en su plan de obra puntos de carga para los vehículos del futuro. “Así que sin medidas valientes, difícilmente el coche eléctrico se hará un hueco, y el cumplimiento de los objetivos europeos será inviable”, criticó Jordi Marriot, responsable de la unidad de medio ambiente del Col·legi d’Aparelladors, Arquitectes Tècnics i Enginyers d’Edificació de Barcelona (CAATEEB). Si bien es cierto, a pesar de que las nuevas obras no instalen la energía de partida, hay conductos que permiten hacer las modificaciones sin mayores problemas.

La técnica más sencilla para la instalación es desde el contador particular hasta la plaza del aparcamiento. En estos casos, el coste y mano de obra se disparan. Esta será una de las opciones más razonables debido a que el coste del consumo repercutirá en el propietario del vehículo, el resto de los vecinos no saldrán perjudicados.

Las otras variantes que se manejan en el abanico de opciones es emplear una conexión a la línea comunitaria del aparcamiento. Esto quiere decir que el coste de la recarga eléctrica tendrá que ser pagado en bloque, por la comunidad, aunque solo lo utilice uno.

La otra opción es la instalación de una línea de suministro con un contador de potencia limitada para el parking y solo cancelarían los que tuviesen el automóvil o estén interesados. En su defecto, la comunidad también tiene la posibilidad de recibir apoyo por parte de empresas públicas o automovilísticas que permitan o ayuden a acelerar este proceso de reformación estructural de los garajes comunitarios.